Poemas de Eduardo Padilla [Hotel Hastings]



11.

Cuando bajé del avión
llevaba dos días sin dormir.
La mujer policía
me recibió con pinzas y lupa;
me metió en un privado
y comenzó a revisar mi maleta.
Era humillante
verla examinar mis calcetines,
mi talco para los pies,
mi libro de Céline.
Después de un rato la mujer policía me miró directo a los ojos,
me empaló con los ojos como si fuera yo una boleta
y declaró que no estaba satisfecha.
— ¿Sabes por qué?
— No, señora.
— Porque me pareces sospechoso. Creo que escondes algo.
— No, señora, no escondo nada, nada que tenga importancia para usted.
Mis maestros decían lo mismo y también mi padre. Pero es sólo que parezco
sospechoso porque tengo miedo de parecer sospechoso.
— ¿Qué significa eso?
— Significa que no he dormido bien porque no conozco a nadie y ya no
sé por qué compré el boleto. No sé a qué vengo y traigo muy poco dinero.
Necesito encontrar trabajo.
Me siguió mirando a los ojos.
Yo no sabía dónde poner los míos.
Casi por reflejo,
sin pensarlo bien,
le pregunté
si era difícil ser policía.
Ella me lanzó una mirada
llena de colmillos.



15.

Jack nunca fue mi amigo.
Jack me tenía una marcada antipatía.
“Tenemos un nuevo inquilino en el piso.
Es un marica universitario.
Es como tú, Ed.”
“Yo nunca he ido a la Uni, Jack.”
“No hablo de eso.”
“Yo no soy homosexual, Jack.”
“Tienes boca de homosexual.”
Aquel comentario me tomó por sorpresa.
Tardé un momento en responder.
“Bueno, mi vocabulario es extenso. Me gustan los libros.”
“No estoy hablando de tu jodido vocabulario.”
Dos días más tarde
acabé haciéndome amigo
del marica universitario.
Era más bonito que todas las mujeres
que vivían en el Hotel Hastings.
Casi al final de su estancia
intentó besarme.
Lo rechacé de la manera más amable.
“Yo no soy homosexual, Jake.”
Pero él no parecía convencido.
Me hizo entender sin tapujos
que le había hecho yo perder su tiempo.



28.


Jorge Jalisco era un tipo
de edad media
y cuerpo de ropero.
Igual que ciertos roperos,
Jorge estaba lleno de
mierda obsoleta.
Parecía molesto
de que yo estuviera vivo
y presente.
Me hizo una serie
de preguntas básicas.
Al concluir
me dijo que me presentara a la mañana siguiente
en tal y cual dirección
y que estuviera listo para
“trabajar como los hombres”.
Luego me preguntó a bocajarro
si tenía hambre.
De hecho
yo llevaba más de un día
sin probar bocado
porque me rehusaba a vender mi copia de
Spiderland
(mi disco favorito).
Le dije que para ser honesto
sí
tenía bastante hambre.
“Bien”, dijo Jorge Jalisco.
“El hambre
te hará bien.
Estás demasiado
afeminado.”



32.


¡Bob!
Te doy las gracias.
En el trabajo eres
la única persona
por debajo de mí.
Cuando estás presente
todas las burlas van contra ti
y yo puedo estar en paz
un rato.
Tu boca de 3 dientes
dice cosas insólitas
y el trabajo que cuesta
entenderlas
hace que el tiempo
pase más rápido.
Eres una ardilla aplastada
a la mitad del camino,
Bob,
lo digo con mucho
cariño,
eres una ardilla aplastada
que se levanta y sigue con su vida
como si nada,
como si nada nunca ya
pudiera hacerle daño.

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