Presentación del libro VOCES DEL AGUA de Theodoro Elssaca
Leído en la 44 Feria Internacional del Libro de Santiago en
la Sala Camilo Morí del Centro Cultural Estación Mapocho
Por Leo Lobos
Los libros
son como luces apagadas, precisan de un lector para encenderse. Y cuando llegan
a nuestras manos se produce una iluminación que nos hace pensar: “Arribamos del
cosmos y emergemos del mar”. Cuando un amigo termina de escribir un libro, lo
publica y te pide que lo leas y que puedas presentarlo, es una misión, más bien,
es un deber sagrado, y yo me alegro en este
caso de presentar el nuevo libro de Theodoro Elssaca, siempre he creído que los
amigos no compiten, al contrario se apoyan, solidarizan y acompañan finalmente.
Este libro ha seguido el curso natural de ciclo del agua, su memoria y su
conciencia, su matemática manifiesta en el espiral de agua presente en los torbellinos,
los huracanes, el ADN, la sangre, el remolino del pelo en el chacra de la
corona, es una colección de poemas que reflexionan sobre los grandes temas de
la poesía, la literatura, la vida presente y futura: el agua que habita cada
una de nuestras células y almacena la información electromagnética, química y
biológica. Aunque todas las aguas son la misma agua este libro está compuesto a
base de conceptos poéticos esenciales: la verticalidad de las aguas dulces y
fluviales de las cascadas, lluvia, glaciares, napas, ríos y lagos, por otro el
horizonte de las aguas saladas de los mares y océanos. El planeta azul que
habitamos y nos habita posee el mismo porcentaje de agua en su superficie
similar al del cuerpo humano y sigue siendo el único lugar habitable que
conocemos en el universo, reflexiones que han impulsado a Theodoro a plasmar
estos poemas vivenciales emergidos de su dialogo con el agua. Imposible no ver en
estos poemas también la tragedia manifestarse en su expresión definitiva, los
seres humanos al igual que los libros, tienen los mismos enemigos: el fuego, la
humedad, los animales, el tiempo y su propio contenido:”El agua conecta y
recorre la historia de la humanidad y nos revela que prevalece un orden
superior, tal vez un plan que debemos descubrir” como ha intentado hacer a
través de su recorrido existencial y poético Theodoro Elssaca. Siempre es
importante trazar la línea divisoria entre aquello que sabemos y aquello que
ignoramos y con la lectura vamos siempre aprendiendo algo nuevo para traspasar
esa línea imaginaria que nos dicta una sentencia aclaratoria:”La dualidad del
agua entre vida y muerte, su poder para otorgar o quitar la propia existencia”.
Hay siempre emociones y colores sin nombre para los cuales se busca una
expresión adecuada en una palabra o en un poema, la literatura es un placer
finalmente, como lo es el amor, y en esa búsqueda de instantes reflejados en
palabras la memoria personal del poeta nos interroga “Río atmosférico de cúmulo
y nimbo / granizo aguacero nieve / hijos del gélido rigor / navegamos con clima
esquivo / viento en contra esperando que amaine… Hace días que la lluvia no
cesa / hay bruma fosca niebla / vaho calina humedad / hasta en mis palabras”.
El poema es un organismo acústico que se debe leer en alerta total de los
sentidos, dispuesto a comprender cada cosa que haya que comprender, celebro este
nuevo libro de Theodoro Elssaca, y creo ciertamente que siempre se debe
agradecer, una obra poética conmovedora, que de manera misteriosa e inquietante
nos haga pensar en el futuro y en nuestro presente, la poesía es sinónimo de
polisemia, es decir tiene múltiples significados posibles, esa es la invitación
que nos hace a buscar nuestro propio sentido, aquello que haga vibrar esas
cuerdas dormidas de la guitarra que somos y nos permita resonar con todos los
matices de la significación.
Y para finalizar decir que la escritura de versos es un
extraordinario acelerador de la conciencia, del pensamiento y de la comprensión
del universo. Quién escribe un poema, escribe porque la lengua le inspira,
cuando no le dicta, el siguiente verso. Esperas, como poeta, copiar bien aquel
dictado de lo otro, de la poesía, del poema, confías en su consigna y en
aquello que te exige. Cuidar a la poesía, seguir sigilosamente su dictado,
fielmente. De este modo, la poesía se personifica en el poeta y lo convierte en
su vehículo, la corporalidad, donde se repliega y se va haciendo, solo e
independiente. El poeta entregado al exterior, libre, en constante riesgo,
temerario, expuesto al peligro de la flecha silábica, lingüística y vulnerable.
Calera de
Tango
27 de
noviembre de 2025

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