5 poemas de Michael Longley - Traducción: Arturo Hernández González

 




5 poemas de Michael Longley
Traducción: Arturo Hernández González

 

 


 

 

Los pies

Para Catherine


Me mostraste los pies de mi gemelo al morir,
los pies de tu esposo, el marinero, los de tus ingenieros
qué
fríos se sentían, qué elegantes el tobillo y los dedos;
las formas óseas salidas del oscuro enredo del vientre
los pies inmortales de un dios, me atreveré a pensar,
cuando esparzamos sus cenizas en el Mar del Norte
desde el tempestuoso muelle de Whitburn Village.

Poseidón, digamos, conduce los broncíneos
cascos de sus caballos a través de las olas
con tal ímpetu que todas las criaturas del mar
saben de quién se trata, y el mar se bifurca
                        como con alegría,
            mientras que el eje de las ruedas
                                    permanece seco.

 

 

 

 

Las cien puertas

 

¡Dios! Enciendo velas otra vez, aún
el ateo sentimental, los nombres de mi familia
son una especie de oración o poema, mi musa:
Nuestra Señora de las Cien Puertas.

Supervisado por un sacristán xenófobo,
planto en la arena polvorienta
nombres y rostros que me siguen
hasta las ventanas en el suelo:

trozos de mármol duelen a través del vidrio
por su templo pagano, esa cálida
interioridad que Praxíteles reveló.
La inteligencia de la piedra.

El sacristán que recoge mis flores ardientes
            y las apaga soplando, minutos después
de que nacieran, sabe que lo observo. A él
            no le preocupa acortar mis vidas.

 

 

 

 

Tregua



I

Recordando a su propio padre, conmovido hasta las lágrimas,
Aquiles lo tomó de la mano y quiso apartar al viejo rey
            con suavidad, pero Príamo se encogió a sus pies
y lloró con él hasta que la tristeza de ambos llenó el recinto.

 

II

Tomando el cadáver de Héctor en sus manos,
Aquiles se aseguró de lavarlo y, por el bien del rey anciano,
lo dispuso en uniforme, listo para que Príamo se lo llevara,
envuelto como un regalo, de regreso a Troya al amanecer.


III

Cuando comieron juntos, se complacieron en contemplar
la belleza del otro, como habrían hecho los amantes:
Aquiles, forjado como un dios; Príamo, aún apuesto
y lleno de conversación, él quien antes había suspirado:

 

IV

"Me arrodillo y hago lo que debe hacerse:
beso la mano de Aquiles, el asesino de mi hijo".

 

 

 

 

 

Takabuti

en el Museo del Ulster

Mis nietas la observan detenidamente,
una egipcia pequeña y elegante,
no mucho mayor que ellas, su rostro
oscurecido por el incienso, por el tiempo.
Sus ojos de lino devolviéndoles la mirada,
a su lado, la mano dándoles la bienvenida.
Su pie asomando entre las vendas
como si quisiera seguirlas hasta la salida
y acompañarlas por el resto de sus vidas.

 

 

 

 

 

 

 

Orfeo

 

 

Los drumlins ruedan como olas por sobre todo.

A mis pies, como monedas para un pasaje,

los primeros copos de nieve se dispersan, evangélicos.

El ciervo aún alza sus astas en el aire.

El invierno, con la cabeza sobre el hombro del mundo,

pronto se irá. Dejándome a mis propios recursos,

a otra primavera, en la que envejeceré aún más.

Ningún arroyo mira atrás cuando sus aguas suben.

Este paisaje que despierta, resulta que

no es exactamente hacia lo que me dirigía.

Dejen que sol, luna y estrellas vigilen

mientras pongo sus vidas en mis propias palabras.





Michael Longley

Michael Longley, fue uno de los poetas contemporáneos más destacados de Irlanda del Norte, nacido en 1939 y fallecido en 2025. Famoso por la serenidad augusta de su poesía, cultivó un estilo reflexivo y austero. Fue autor de numerosos poemarios, entre los que se incluyen Angel Hill (2017); The Stairwell (2015), que recibió el Premio Internacional de Poesía Griffin en 2015; The Ghost Orchid (2012); The Weather in Japan (2000), que ganó el Premio de Literatura de Poesía Irish Times, el Premio Hawthornden y el Premio TS Eliot; y Gorse Fires (1991), ganador del Premio de Poesía Whitbread. En 2001, Longley recibió la Medalla de Oro de la Reina por su obra poética. Fue miembro de la Royal Society of Literature hasta su fallecimiento.


Arturo Hernández González

Poeta, traductor y docente colombiano, especialista en pedagogía universitaria. Su obra ha sido premiada e incorporada en publicaciones de importantes medios culturales y literarios, así como traducida al italiano, rumano, búlgaro, francés, inglés, griego y albanés. Es autor de obras como Olor a Muerte (2011; 2012), Breviario de lo incierto (2017; 2024), Presagios del insomnio (2025) y Terca materia inexacta (2025). Dirige desde hace más de una década la Revista internacional de cultura y artes Noche Laberinto y la Editorial Toska.



 

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