Por
Luis Benítez
El sello argentino Fractura Ediciones ha publicado la
segunda edición de este poemario de la destacada poeta, dramaturga, editora y
actriz local, incluido en su serie Jardín de Agua.
“Lo personal es político”
Carol Hanisch
Aquellos que esperan leer una poesía inocua, carente de
contacto con lo contemporáneo y plagada de lugares comunes, deben renunciar de
inmediato a abrir las páginas de Eva en barricada (1), de Sandra Flores
Ruminot, porque así se ahorrarán la frustración de no encontrar en ellas lo que
buscan.
Este poemario que ya transita por su segunda edición
-algo bastante inusual en el género nacional- es diametralmente opuesto a esa
demanda referida en el párrafo anterior y la clave ya la da en la página
liminar la editora, Melissa Carrasco, ella también una conocida poeta del país,
cuando describe con acertadas palabras
el sentido de su serie Jardín de Agua: “dedicada a difundir el trabajo
poético de mujeres e identidades disidentes, como un modo de poner en valor
voces alternativas al canon”.
Y cuando hablamos de canon, no nos referimos
exclusivamente al archiconocido y súper-criticado (con toda razón,
generalmente) The Western Canon: The Books and School of the Ages (2),
del crítico estadounidense y profesor de Humanidades de la prestigiosa Yale
University, Harold Bloom (1930-2019),
quien señalaba sin mayores ambages que solo 26 nombres componían el eje central
de la literatura de este hemisferio, incluyendo en su discutido listado apenas
a 3 mujeres y todas ellas de origen anglosajón, como la aplastante mayoría de
los escritores por él canonizados.
Habla Carrasco en su prosa liminar, y luego lo concreta
muy bien en poesía Ruminot, de un sistema de valoraciones muy anterior al
nacimiento de Bloom y que lamentablemente le ha sobrevivido: aquel que negó
siempre, dentro del campo de lo literario y fuera de él también, la capacidad
de las mujeres para ser consideradas no ya solo escritoras y tener los plenos
derechos para que sus obras sean estimadas en paridad con las producidas por
sus colegas masculinos, sino para ser concretamente admitidas como seres humanos,
tan crudamente como esto suena.
Llamativamente, si las tres escritoras incluidas por
Bloom en su restrictivo canon de “lo mejor que nos dio Occidente” hubiesen
tenido la oportunidad de leerlo: las británicas Jane Austen (1775-1817) y Adeline
Virginia Woolf (1882-1941) y la estadounidense Emily Elizabeth Dickinson (1830-1886),
no hubiesen dudado en criticarlo duramente. Jane Austen, quien en 1811, cuando
logró que se publicara su primera novela, Sense and Sensibility (3), fue
obligada por su hermana mayor, otra mujer, a firmar la edición como By a
Lady (“Por una dama”), para evitarle a su familia la “deshonra” de contar
con una escritora entre los suyos. Virginia Woolf, quien en vida no titubeó en
declarar: “Para la mayor parte de la historia, ‘anónimo’ era una mujer”. Y
finalmente la Dickinson, una adelantada a su época que revolucionó la poesía en
lengua inglesa en cuanto a temas, puntuación y ritmo y murió inédita y
olvidada, hasta que años después de su fallecimiento Lavinia, su hermana menor,
descubrió por mera casualidad 1.800 poemas de su autoría… y bregó por hacerlos
conocer. ¡Pero recién en 1955 se publicaron sus Complete Poems (4)!
Valientemente, Sandra Flores Ruminot se suma a la
rebelión generalizada ya en Occidente y todavía más peligrosamente en el
Oriente archipatriarcal, contra la supervivencia a ultranza de un canon que
arroja a la mujer fuera de nuestra especie, lo mismo que a las disidencias
sexuales -la elección sexual también es política, tanto como todo lo personal
señalado por Carol Hanisch (1942) en el acápite a este artículo-.
Su Eva en barricada es un canto fluido a la
necesidad de tomar las armas literarias para enfrentar al poderío del canon,
que posee (sigue poseyéndolo) todo el arsenal político, social, económico y
cultural a escala mundial para continuar dominando cada uno de los campos de la
actividad humana, esto es, la cultura en su acepción más amplia, como la suma
de todas realizaciones de la humanidad, tamizadas minuciosamente para no dejar
pasar al terreno de la acción ni la más mínima discrepancia.
Si la estrategia favorita del poder, del poder real, ha
sido siempre la de pasar lo más inadvertido posible para mejor actuar sobre la
realidad, moldeándola a su conveniencia, es desde la literatura que elige la
Flores Ruminot alzar su barricada opositora, que no por estar hecha de palabras
-palabras cuidadosamente elegidas y combinadas entre sí para darle al obstáculo
toda la cohesión y consistencia necesarias- deja de ser menos resistente que la
acción política propiamente dicha.
Y lo hace desde formulaciones propias y no solo muy de
nuestro tiempo, sino también de nuestro suelo. Flores Ruminot posee el don de
combinar hábilmente lo universal y lo nacional, lo colectivo y lo individual,
lo que da por resultado una contundencia poética relevante y notoria desde las
primeras páginas de su libro. Su Eva se desprende del mito donde se asegura que
fue creada para ser la mera dama de compañía de Adán, una suerte de acompañante
terapéutica para el primer macho solitario y pedigüeño de alguien o algo que lo
entretenga en medio de sus rutinas paradisíacas. ¡Eva, encima, creada de una
costilla de Adán, para confirmar que hasta su mismo origen le pertenece a una
parte del macho abandónico! No, la Eva de Flores Ruminot es una que le da la
dentellada con gusto a la fruta del árbol del conocimiento del Bien y del Mal
-vaya símbolo: es el acting que nos volvió humanos, dotándonos del
discernimiento- y a partir del momento fundacional se atreve a demandar su
derecho al Dasein (5), al ser en el mundo.
Definitivamente, para la lectura patriarcal la Eva de
Ruminot es mucho más identificable con la Lilit (6) denigrada a demonio, que
con la sonrosada y sumisa acompañante secundaria del Adán clásico.
El arte de Flores Ruminot conjuga lo mítico evocado desde
su particular punto de vista con las reivindicaciones individuales y colectivas
de la mujer contemporánea, con una destreza tal que es imposible separar, al
leer Eva en barricada, una imagen de la otra. Ambas acuden en simultáneo
a la sensibilidad y el intelecto de las lectoras y los lectores de esta obra con
una potencia que refuerza todavía más el mensaje tanto político como estético
que destilan, prácticamente sin fisuras, las 74 páginas de su obra.
La
autora
Sandra Flores Ruminot es una escritora, profesora de
teatro y actriz nacida en 1970 en Chile y radicada en la provincia de Mendoza,
República Argentina. Ha publicado poemas en revistas y medios digitales. Premio
Nacional Argentores 2010 por la obra Cuando seamos libres. En 2015
publica Ella tenía sabor a manzanas. Integrante de la Colectiva P.A.P.
con la que ha publicado las plaquetas Demoliciones, Gula y Relave.
Forma parte de Escritorxs por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) Mendoza,
junto a quienes ha publicado Cuerpos Urgentes. Poemas, relatos y reflexiones
por el Derecho a Decidir (2020). Gestora de "Payana”, librería
autogestiva e independiente que difunde y vende, a través de ferias y eventos,
literatura mendocina contemporánea y feminismos. Forma parte de la organización
del Contrafestival Internacional de Literatura y otras Artes de Mendoza. Ha
colaborado como columnista en las revistas culturales Literatta y Palabras
Macabras. Dicta talleres de teatro y literatura en distintos espacios.
NOTAS
(1)Fractura Ediciones, ISBN 978-987-86-7211-3, 74 pp.,
Mendoza, Argentina, 2da. Edición, 2022. https://www.facebook.com/people/Fractura-Ediciones/100068648606078/
(2)Bloom, Harold, traducido al español
como El canon occidental: La escuela y los libros de todas las épocas,
edición estadounidense original por Harcourt Brace, Nueva York, 1994.
(3)Austen, Jane, traducido al español
como Sensatez y sentimientos, Thomas Egerton, Military Library, Whitehall,
Londres, 1811. Austen tuvo que pagar de su bolsillo los 750 ejemplares de esta
primera edición.
(4)Dickinson, Emily, traducido al
español como Poemas Completos, Little, Brown & Company, Boston, 1955.
(5)En alemán, literalmente significa
“ser-allí”. Es un término empleado por Georg Wilhelm Friedrich Hegel
(1770-1831) y Karl Theodor Jaspers (1883-1969), pero fundamentalmente por
Martin Heidegger (1889-1976), para señalar el medio en que se genera la
apertura personal hacia el Ser en su genuina condición de tal.
(6)Personaje oscuro -u oscurecido- que
en la mitología hebrea medieval es considerada como la primera esposa de Adán.
Aparece en el primer capítulo del Génesis la afirmación de que la deidad
creó a la humanidad inicialmente “macho y hembra”, mientras que el origen de
Eva es mencionado recién en el segundo capítulo. Para el imaginario popular,
Lilit es una criatura demoníaca aficionada a dañar a los infantes de sexo
masculino y dotada de los “atributos más detestables de lo femenino”, como la
inclinación a la hechicería, la lujuria y la práctica del adulterio. Se cree
que Lilit estaba en conflicto constante con su asignado esposo debido a que
ella le negaba radicalmente toda obediencia; como castigo, fue desterrada del
Paraíso antes de darle a Adán una “versión mejorada” de la mujer, más acorde
con lo que se esperaba de su conducta. Otra versión no menos interesante es
que, harta de Adán, Lilit se fugó del Edén y prefirió vivir entre los demonios
antes que seguir aguantándolo.
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