“Nadie sabe dónde estuvimos” un nuevo poemario de Luis Benítez Por Viviana Rosenzwit


 “Nadie sabe dónde estuvimos” un nuevo poemario de Luis Benítez


Por Viviana Rosenzwit


La editorial independiente Palabrava distribuye en librerías físicas y virtuales la más reciente colección poética del poeta argentino.

 

En mayo pasado Editorial Palabrava (1) de Santa Fe, Argentina, publicó un nuevo volumen del poeta, narrador y ensayista literario Luis Benítez, titulado “Nadie sabe dónde estuvimos” (124 p.; 19 x 13 cm – Colección Rosa de los Vientos, ISBN 978-987-4156-28-0, 2021).

El poemario incluye 45 trabajos de diferente extensión y en ellos el autor emplea diversas variantes estilísticas para dar cuenta de lo que define la contracubierta como “una entrada y una salida en cada poema que nos va llevando de la mano hacia un corazón turbio que observa con pena. Quizá, la decepción y el malestar del poeta oculten un profundo dolor ante lo manifiesto del mundo, y —también— sobre lo que no está expuesto en forma precisa”.

Benítez (Buenos Aires, 1956) ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su obra literaria: el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2007). Sus 42 libros de poesía, ensayo y narrativa han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay.  Agrega el texto de referencia: “Con humor ácido a veces, con agnosticismo en otras, expone las dudas sobre lo que existe en lo recóndito del alma humana. Su socarrona ironía nos transporta a un universo en donde las preguntas abundan y las respuestas son escasas. Lo cotidiano va cayendo hacia el absurdo y lo que parece ser una luz pronto se transforma en quimera”. 

En “Nadie sabe dónde estuvimos” Luis Benítez ofrece notables diferencias estilísticas en relación a sus entregas anteriores. Encontramos una proporción mayor de lenguaje coloquial, y asimismo el poeta argentino utiliza con frecuencia el recurso de la ironía y el sarcasmo más cortante para subrayar la fuerza expresiva de los contenidos de sus versos. En su conjunto, el poemario se ocupa de la condición humana a escala de lo contemporáneo, cuando la incertidumbre, el miedo al porvenir, la ausencia de satisfacciones en la vida cotidiana, la impotencia del sujeto ante los poderes que gobiernan su existencia, la frustración constante y la falta de horizontes dejan su marca en la mayor parte de la humanidad: “hay parejitas apuradas por casarse / comprar la casa y el automóvil / pronto tener hijitos y muy pronto divorciarse / porque viene la guerra / la guerra que reza por la paz / mientras compra y vende acciones la guerra que se cree santa / y el último recurso tras las buenas intenciones”, (“Zyklon Valley”, pág. 89) remarca Benítez.

 Se trata de versos duros, pero que apuntan con esa característica a representar la intensa y riesgosa hora presente: “un automóvil abandonado es tu metáfora / un edificio apagado  acaso  terminará la especie / en estos grises soldados de la noche / fustigados por todos los delincuentes y criminales / que hoy levantan la invisible y tan presente / lanza del jefe de los clanes la tácita corona de huesos / que ciñen la espada de poder ellos también /  hombres comunes mas como los chamanes /  capaces de invocar a todos los espíritus del miedo / cada vez que sea necesario tan efectiva cita / da siempre lucrativos resultados” (“Hombres y mujeres comunes”, págs. 52-53), dirá el poeta.

 “Nadie sabe dónde estuvimos” también embiste contra la mística  y las falsas creencias: “qué alto bien es la ignorancia que tanto se disfruta / con la sola condición de no saber de él jamás nada nunca / durante años me dirigí al templo del mismo dios / de piedra sólo de piedra entonces y no de polvo / un polvo ferruginoso que cada año más y más / se lanza a andar por los caminos / a rogarle que me devolviera la oscuridad / y en su nariz sólo brillaba el crecimiento de un pino”  (“La vejez de Arjuna”, pág. 38); así como ironiza acerca de la ilusión del progreso personal (“Fruta de los charlatanes”, págs. 40-42); la melancolía (“Tal como el comienzo de una frase en el cielo”, págs. 43-44) o la ignorancia del papel que ocupamos en el universo (“Marshmallow”, págs. 45-47, y el poema titulado “3c321”, págs. 48-51), por citar apenas algunas de las ocasiones en que Benítez arremete contra las suposiciones más difundidas en nuestra cultura.

En resumen, una interesante marca rupturista en un autor latinoamericano, de la generación intermedia, que señala un hito en su dilatada producción poética conocida hasta la fecha.


Referencia:

(1) Sello editorial dirigido por la poeta y narradora argentina Patricia Severín.

Mail: editorialpalabrava@yahoo.com.ar     

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