Zama en cine
Como hay algo de exotismo al principio
puede que gocemos el tiempo de las expectativas
sumidos en el optimismo de lo que empieza.
Pero con el paso del tiempo la atención se tensa
y nos va ganando algo asà como un aturdimiento.
Cuando aparece el ejército de los ciegos entendemos todo.
Sentados en la oscuridad lo vimos a él, el último de la lista,
ataviado con una levita roÃda y una peluca ridÃcula:
nuestro reflejo más fiel.
Entre la suciedad de los gritos bárbaros
y los graznidos que desgarran la conciencia
desciframos la pregunta fundamental:
¿qué es todo este caos?
La vida ¿qué es?
La carta llegó a destino.
De acá no sale nadie.
* * *
Conduciendo en medio de la noche
Ahora que el coche comienza a hacer un ruido raro
y el agua está llegando a la altura de las luces que vacilan
dimensiono la magnitud de mis errores.
No presté atención al alerta cuando partà por la mañana.
No le hice caso a ella cuando me dijo
que no me largara a la ruta con esta tormenta.
(Aunque ya no quiere saber nada conmigo,
hubiera preferido que pasara la noche en su sofá).
OdiarÃa recibir un llamado a medianoche,
como esos de las pelÃculas,
con la noticia de que tuviste un accidente, dijo.
Pero hasta un cobarde como yo es temerario cuando se siente despechado.
Ahora la lluvia arrecia
y sólo circulan de frente
los camiones de gran porte.
La situación empeora
cuando bajo la cuesta
y las luces se apagan
después de un último parpadeo.
Alrededor todo es oscuridad y agua que golpea.
Pienso:
salir fue un error,
volver fue un error,
seguir fue un error.
Me pregunto si esta evaluación
no se aplica al dÃa de ayer
y a la última semana,
al mes, al año entero,
al resto
de mi vida.
* * *
La falla de los poetas
Uno llamó al hermano perdido amuleto pequeño,
otro vio a la hermana transformada en gas de las estrellas,
una poeta escribió sobre la mitad crucificada del hijo
y el mayor nombró tahona a la ternura de la madre remota.
Hacia lo recóndito la voz de los poetas cava adelgazándose
hasta que se corta ese hilo al borde de un clamor quedo.
Ellos piden perdón cuando se quiebran,
pero sólo en ese parpadeo se aprecia
la materia frágil del mundo.
Somos la herida. Vamos a eso.
Nos vemos aparecer
en la falla de otra voz.
* * *
Gratitud
No sos especial, me dijo.
No sos mejor que nadie, sabelo.
Fue a las pocas semanas de conocernos.
Recuerdo el pelo revuelto,
la boca hinchada de besarnos.
Igual me tenés loquita, dijo,
pero no sos el primero
y a lo mejor tampoco el último.
De esto hace casi veinte años.
Algunas veces, cuando estoy cocinando,
me abraza por la espalda y me lo repite:
no sos especial, no sos mejor que nadie.
Luego de un momento de quietud,
en las sienes, en la garganta siento
el golpeteo tenue del antiguo martillo
y sonriendo me doy vuelta
para darle lo mejor que tengo.
* * *
[Los poemas pertenecen al libro Prendas, Editorial Deacá, Villa Mercedes, San Luis, Argentina 2020]
El autor: Pablo Dema (General Cabrera, Córdoba, 1979). Escritor, docente y editor. Publicó cuatro libros de cuentos: Fotos (CartografÃas, RÃo Cuarto, 2005), Si nada permanece (Ed. Fundación Octubre, Buenos Aires, 2007), Hoteles (CartografÃas, 2010) y La canción de las máquinas (Editorial Recovecos, Córdoba, 2014); la novela De piedra o de fuego (Editorial de la UNRC, RÃo Cuarto, 2009) y los libros de poemas Filos (Ediciones Del Dock, Buenos Aires, 2014) y Prendas (Editorial Deacá, Villa Mercedes. 2020). Integra varios volúmenes colectivos, entre ellos Diez bajistas. AntologÃa de la nueva narrativa cordobesa (Alejo Carbonell Comp., EDUVIM, Villa MarÃa, 2009), Es lo que hay. AntologÃa de la nueva narrativa en Córdoba (Lilia Lardone Comp., Babel Editora, Córdoba, 2009), Esperando el 600. Nueve cuentos de Córdoba (Andrés Nieva Comp., Postales japonesas Editora, Córdoba, 2016), El nuevo cuento argentino. Una antologÃa (Elsa Drucaroff Comp., Editorial de la Facultad de FilosofÃa y Letras, UBA, Buenos Aires, 2017). En 2005 fundó con José Di Marco la Editorial CartografÃas, que codirige hasta el presente. Trabaja como profesor en el IFDC-Villa Mercedes y en la UNRC.
0 Comentarios