Enigmática gracia de las cosas
A Leonardo Da Vinci
“Dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.”
(Mientras hablamos, envidioso el tiempo habrá huido: aprovecha el día, confía lo menos posible en el mañana) [1]
Odas
Horacio
“Las sombras recubren los cuerpos” [2]
Leonardo di Ser Piero da Vinci (Leonardo da Vinci)
“El tiempo es el rastro del movimiento” [3]
Carlo Rovelli
… trazaba con la misma gracia
el estudio sobre el vuelo de los pájaros
las venas del Arno y los vasos sanguíneos
del brazo izquierdo
catedrales y mausoleos igual y su sola
salvedad acaso una cuestión de escala
mente y consciencia dejaron de ser cosas [4]
(¿lo habrá pensado? … sentido?)
con su halo de fijeza y su sueño
el titubeo de la palabra tiene sus idas y vueltas
el devaneo del poeta rara vez confirma
en su escena solitaria (tal vez con gracia
no siempre sin dolor) aquella contundencia
algo sobre los brillos del adoquín retiene
los misterios de un crujido que tembló
hace largo tiempo donde vibra el aire
bajo soles de fuego
aún convencido sería vano decir …
“allí… allí fue… sucedió…”
porque lo sabemos y no lo sabemos
así él trazaba las venas del Arno
como las del brazo izquierdo para despejar
aquellos misterios
transformaba figuras y delineaba en arterias
los arcos de las catedrales
la bellísima potencia de los cuerpos
y cabría preguntar ¿por qué no…
las curvas de un perfume… las volutas del imaginario?
¿…qué huye hacia qué silencio y no deja
huella en ese espacio de sonidos vacantes
donde Silencio puede ser escuchado?
(el rasgar de la pluma
el tac tac de las gotas de lluvia
el pincel cargado de color contra la superficie
el justo golpe sobre el mármol)
¿vislumbraba un mundo futuro
poblado por estridencias
por ilusiones
por unos y ceros y luces de colores
que velan a la mirada su búsqueda
bajo la piel de las cosas?
pero las cosas ocurren como despertares
de un sueño sin sueños
que todos conocen y a la vez ignoran
qué mirar nos preguntamos
tampoco por el acto
acción que abandonaría toda impostura más allá de su voluntad
(ahora por caso la mujer seca su boca con la servilleta
un acto puro
es decir olvidado al punto cual toda inmediatez)
allí quedan los ojos mirando
(la voluntad está pero en otra parte)
como iluminados por la luz de una estrella
tal vez ya muerta cuando el destello los alcanza
solidarias a las ramas las hojas vibran
y no hay modo
apenas intuir su cadencia en la falta de viento
acaso sea predecible la caída de la flor
la que no completará su ciclo
con más o menos arabescos la vertical será su traza resultante
destino:
el nombre que las tristezas asignaron
a los albures de la probabilidad
se avanza quebrando la noción de lo estanco
de la recta y el punto
mientras la pregunta se ha extraviado
y sin más que una forma que algunos
llaman la locura
el avance alcanza su solidez
toma el fuego de lo que se diluye
el mundo gira la luna y los planetas
giran las galaxias e igual que el tiempo
es en esos abismos donde deja el espacio
el cobijo de la humana dimensión
y ya no nos preocupa u olvidamos
avanzar
volver
palabras
asombro por fugaces luciérnagas que permanecen
y en un mudo chasquido al instante ya no están
queda el silencio que buscamos acallar
el origen y el fin entrópico de la carrera
el Mundo el Pequeño se diluye
a medida que se expande y encoge
como si hallara la materia un sino profundo
nada va quedando sino su vaga representación
su idea
su intangible color
unos y ceros
luces
(¿aquellas luciérnagas?)
el batir de la flor cuando resiste
desangelada proa natural
es inapresable
queda por fuera de toda estocástica
puro también temblor su moverse sin la voluntad
acto puro
las cosas que no atrapa el ojo
aferrado su mecanismo en lo inmediato sólo intuye
algún ayer perpetuado por otra maquinaria
al resto lo llama la experiencia y por supuesto
las dinámicas caprichosas de la comparación
fruto de la memoria que cuando feroz
nada deja en pie
los animales del recordar traen cada cosa
no según su especie forma del deseo
sino según el acto no siempre feliz y tal vez lesivo
de lo desconocido
(ah … lo desconocido)
¿cuánto se condensa o diluye en el pétalo de una tristeza…
y en el trazo del estudio del vuelo de los pájaros?
¿cómo sería el vibrar en consonancia del trazo del estudio
del vuelo de los pájaros y el fuego
el furor y la desdicha
que se condensa o diluye en ese pétalo?
¿en qué dislocación esta palidez encuentra su temblor
que se pierde entre los recodos del llamado cerebro?
vigas y columnas para sostener el peso de lo que no se sabe
y son el mismo callar
(la gravedad no puede con lo no dicho)
acaso material ese vacío sin peso donde la masa del concepto
vida inerte
no puede ser atraída y sin embargo
nada queda fuera del peso de todas las cosas
pero atribuir a cada palabra consistencia para que la gravedad
(no ya lo grave sino lo vivo que pesa entre todo lo que se atrae)
modifique aplaste de sentido
a la voz que nombra un hundir o una flotación
… estar allí … o más acá
y que estas cuestiones gravitales hagan maquinaria
un tren de todo rumbo que no sea menos ni más
que esto que se dice
hundirse así o hacer flotar
cada sonido que la voz llame palabra
y en su arrojo hacer cosa vacía y plena cada nombre
lo lento
la suavidad sin más
la brutal delicadeza de lo persistente
avanza vuelve retrocede perdura
quebranta la noción de lo estanco…
la pregunta se ha retirado
¿por qué sendero de qué gradualidad?
¿en qué remanso de qué articulación?
hay pueblos donde la tristeza y el dolor
son un sentir colectivo
sumado al dolor del existir de cada uno
escrito en los rostros
aún en los parques del divertir avieso
el intento de la perpetuidad lo propone
es el barro de los ensueños
el propósito de seguir embozado en la risa…
imposible imaginar El Perro de Goya
en la era de las mascotas y las realidades alternas
pero la imagen sigue allí
sale y sale o se asoma según se mire
a qué insondable vena de qué Arno…
…una rejilla de siete ranuras ventila
un espacio discreto sin concitar la pregunta
del porqué de las siete ranuras
y el artefacto de matar atraviesa el aire
a ras del suelo a velocidad subsónica
lo denso como una visión de nuestra escala
sigue allí como si esperase alguna reivindicación
en los tiempos épicos de lo radiante
Verdadero y Falso perviven
categorías de la lógica simbólica
la verdad y la mentira dejaron de ser tópicos interesantes
imaginar una recta en el avance
de un proyectil calibre 40 cuando
toda recta es ilusión en el gran espacio curvo
no se ve al proyectil en su carrera
sólo el orificio que deja en el blanco
de forma humana en medio de la cabeza
rectas y curvas pueblan las ideas
energías y sólidos aparentes hacen su trabajo
nada y todo sucede pero
el presente
vacío de la cercanía en fuga
hasta caer en los muchos infinitos
el mañana el mientras
el pasado roca detenida
a todo acto le precede algúna decisión
con voluntad o no
cantamos para olvidar una estrella que duele
una noche donde no ha soplado
la luz del sueño para llenar de canto
el pesar de la mañana
la impiadosa luz
el mediodía
…con el amor la mirada en lo ínfimo
del trazo del ojo por la pasión de lo que perdura
y el rostro de la finitud
la fragancia que permanece en el color de lo sentido
por fuera de los tiempos
la línea de un sabor
el destello inhóspito de un sol cualquiera
el tacto
un sonido y otro encadenados en música
el espiral
de los días y las noches
y el desierto
allí
el imposible presente
metáfora de nada
el vacío de nuestra espera.
Este poema pertenece al libro “Enigmática gracia de las cosas y otros textos”, aún en proceso de escritura.
NOTAS
[1] Una de las múltiples versiones de la famosa Oda de Horacio (a Leuconoe). Otra de las versiones, citada por Carlo Rovelli (ver Nota [3]) dice: “Hasta las palabras que ahora pronunciamos/el tiempo en su furia/se las ha llevado ya/ y nada retorna” (Página 9)
[2] “Las sombras recubren los cuerpos a los que se aplican” – Leonardo da Vinci – Códice Atlántico, folio 676r, según lo cita el autor Fritjot Capra en su libro “La ciencia de Leonardo”, Editorial Anagrama, Colección Compactos, Enero 2011, Barcelona, España, Página 287, nota 33 (Traducción de Marco Aurelio Galmarini)
[3] “Si nada se mueve, no hay tiempo, porque el tiempo es el rastro del movimiento.” – Carlo Rovelli, en su libro “El orden del tiempo”, Primera edición, mayo 2018, Barcelona, España, Página 53, Traducción Francisco J. Ramos Mena.
[4] “El avance decisivo consistió en rechazar la visión de la mente como cosa, en darse cuenta de que la mente y la consciencia no son entidades, sino procesos” (fuente: ídem nota [2], Página 322.
Alberto Boco Nació en la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina, en 1949. Reside en esta ciudad. Publicó los siguientes libros de poemas: “ARCAS O PEQUEÑAS SEÑALES” – Buenos Aires – 1986 – Libros de Tierra Firme. “GALERÍA DE ECOS” – Buenos Aires – 1989 – Ediciones Ultimo Reino. “AUSENTES CON AVISO” – Buenos Aires – 1997- Libros de Tierra Firme. “CARTAS PARA BEB”- Buenos Aires – 2007 – Edición del Autor. “RIACHUELO” – Buenos Aires – 2008 – Ediciones de la Quintana. “MALENA” – Buenos Aires – 2012 – Edición del Autor. “ESTACIÓN DE NOSOTROS” – Buenos Aires- 2014 – Buenos Aires Poetry. “VISITAS INOPORTUNAS” – Buenos Aires – 2014 – Editorial El jardín de las delicias. “PARA UN PROGRAMA DE DISOLUCIÓN Y OTROS TEXTOS” – Buenos Aires – 2016 – Ediciones En Danza. Mantiene inéditos los siguientes libros de poesía, escritos entre 1998 y 2020: “PERRO, DE GOYA”; “NOTICIAS DEL TIEMPO”; “REDES O CIUDAD EN SU SIGLO”; “PALOMAS EN EL CABLE DE LA LUZ”; “ARBOL DE ORO”; “PAISAJE FRONTERIZO”; “COSAS QUE ANDAN SUELTAS”; “LOS PERROS CUETEROS (y otros abandonos)”; “EVANESCENTES, IN PROPIOS Y PEQUEÑO”; “EL DESIERTO”; “NOMBRAR NO HACE LA FLOR”; “DEL INSTANTE CONGELADO”; “DE LA MANO (CON ELLOS) POR EL PASILLO ANGOSTO; “BARBAROI”; “NOMBRES” (en preparación): “ENIGMÁTICA GRACIA DE LAS COSAS (en preparación).
Sus poemas han recibido varias distinciones y reconocimientos en la República Argentina entre ellas el Primer premio en el Primer Concurso Nacional de Poesía "Cesar Domingo Sioli". Poemas suyos fueron publicados en revistas literarias impresas y virtuales de Argentina y el exterior, (entre ellas Rio Grande Review – A bilingual journal of Contemporary Literature & Arts – N° 36 (Otoño 2010) – Universidad de Texas at El Paso, USA y Revista Nagari (2012 y 2020 – Miami, USA) y en revistas virtuales de Argentina, Colombia, Brasil, Rumania y USA.
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