paisaje devastado
en la vieja esquina
donde nunca te esperé
ahora hay un anuncio luminoso
que me tiende la mano dulcemente
hay también una alambrada
un túnel discreto
una muchacha bonita que se come las uñas
te me has perdido en la niebla
de muchos días de sol sin mar
corto prosa como quien corta fruta
para enviarte allá lejos
mi silencio
una cápsula en el espacio
dijeron que estuve ladrando hasta el final
pero desde fuera ellos no oían nada
mi silencio
una cápsula espacial no tripulada
¿puedes ver el anuncio luminoso?
no tenemos edad para estar devastadas
ni para mirar ciertos paisajes por primera vez
seguramente dirías que eres un barco
porque ya no usas otra persona casi nunca
y te imagino desolada
como una quilla
que hiende el mar
lo merecemos todo
el diente y la uña y el hongo olvidado
el halo del sol más allá de nuestra felicidad
pero secándonos las camisas pegadas al cuerpo
mojadas con la sal merecida
del sudor merecido
de la carrera a través de la fuente danzarina
perder pie en la bastilla
y no comprender wyoming ni el far far west
y mereceríamos el corredor de la muerte
o la misma muerte alcanzándonos en la estrada malamente vacía
vivir en pelotas
y morir en el salvador
y no morir jamás
y no haber nacido
y escribir acerca de las constelaciones
para que no falten en los pseudopoemas
de lo merecido malos poetas que también
of course
somos
merecemos el brillo diminuto del ardid del manco de jicacal
y la mismísima muerte que del brazo se lo llevó
la vendetta del mar
y las pulgas trepadoras de su perro anciano
merecemos revolcarnos en celo
beber nuestra sangre de vampiros enanos
y ser el último pervertido que llore / como niño
en la oscuridad de un cine
el celibato eterno
y la sodomía de los antiguos rastros
la saliva espumosa del borracho en las pulquerías
el pan ázimo
y la rinoplastia
la circuncisión
la ablación
pasar sin dejar de pasar
alcanzar el desgarro del zombi
y el vuelo negro del murciélago que mata
con su grito el silencio de la fruta
a punto de caer
morir
como dicen que andan los de saltillo
encobijados
que nos ladren los perros y se nos hunda el paladar
bajo un mar de lodo
y una vida de polvo y pelos
creciendo tiernamente en el refrigerador
merecemos
el gobierno que no tenemos
y el que tenemos
como una muerte violenta
lo merecemos.
la soledad hirsuta
contemplarnos al borde de la esquina
y el desierto de mirar
los ojos sorprendidos de las operadas por un doctor mengele
del centro de la ciudad de méxico
creador de cuerpos inimaginables
para las fantasías de sus machos amamantados de solvente y sol
siempre pegados a la ubre de caña que los abrasa
merecemos de la esfinge
la nariz derruida de tanto esnifar coca comprada en cualquier esquina
ojos abiertos bogando más allá de sus órbitas
orejas que miran con sorpresa interminable
ser ancianos
y un día dejarlo todo
todo lo merecido xxx
como quien abre la mano alrededor de la soga
en un postrero
e inútil
gesto de generosidad
copos
es posible que jamás seamos invernales
como los apancles
que bajo nuestros pies no crezca más la hierba
es posible, pues
que sigamos siendo lo que somos hasta ahora
copitos de caca cayendo dulcemente
a lo largo y ancho de la noche
es posible, repite mi voz perdida
que en la nariz del siglo dejemos
de existir o existamos, peor aún
oh, hermanos copos, empapelaremos el suelo
cuando por fin toquemos tierra
y otros copos vengan a oscurecernos el sol
y a darnos una suave lección de olvido
el alma, juez de barrio
nos cuelga como hilo de baba
del labio inferior
el alma que tenemos y nuestras mascotas no
todos los temas son impropios de esta forma
que va poco a poco esterilizándose
a sí misma, quiero decir
y otras formas: un demasiado arco de la espalda
o el círculo que forma una taza de café
sobre un plato blanco
que van poco a poco estrellándose
el alma, policía municipal
infecta la llaga
el labio inferior
del alma que tenemos y los otros no
todos los robos son ejemplares en esta forma
esta forma va poco a poco destruyéndose
a sí misma, quiero decir
y a otras formas: una cúpula del siglo XVI
el casi sonido de las sirenas antes del bombardeo
sobre un plato blanco
van poco a poco estrellándose
el alma, señora
que cuelga de su páncreas
del labio inferior
del hilo de baba de nuestras mascotas
el alma que tenemos y
no
tengo
yo
nos resta la furia de un taladro / girando frenéticamente hacia el incendio
en una pared de corcho
en el agua clara de un vaso plástico
así hemos perdido la fuerza de trabajo
así hemos desperdiciado la violencia
así caminamos en círculos feroces / hacia la parada del bus
fue triste realmente triste
saber que no podríamos salir de la escuela
cuando la campanilla tocó
para dejarnos huir más allá del monte
correr hacia los jardines de los violadores
a lo largo de las calles populosas
sembradas de sombrillas
nuestro afuera se esfumó
cayó vencido ante el uniforme
ante las lecciones de memoria
ante el silencio de la revo
ante una verdad prehistórica
ante la prueba hecha en el laboratorio
la prueba viva de que no hay más afuera
no hay más allá
no saldrá nadie ya del colegio
nunca jamás
los poemas suenan como recetas de cocina
y está bien
las pisadas de alguien sobre el musgo suenan como pólvora mojada
Las repeticiones pop y las enumeraciones postpunk suenan como anuncios de benetton / la calle suena a manuales de compra-venta
Los poemas suenan como manuales de objetos perdidos
Los poetas se enamoraron de los instructivos
y está bien
todo eso está muy bien
sigamos escribiendo
sigamos yendo al trabajo diario
sigamos acumulando
latas cartón cáscaras de huevo
no vayamos más allá de nuestras firmes fronteras ideológicas
ni claudiquemos en nada / hay que seguir la línea del pavimento
seguir escribiendo / con audífonos / sin mirarnos
está bien hundirnos en silencio
como los barcos en medio de un mar helado
saber de la poesía una o dos cosas
estaría bien
eso estaría
realmente muy bien
Draupadí de Mora (Ciudad de México, 1984) es licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM, donde también hizo la maestría en Literatura comparada. Se dedica a la traducción del portugués y ha publicado el libro capicúa de poesía Yo ya/El jardín de los violadores amables con Martín Cinzano, (Go Ediciones, 2016) y Lo merecemos todo (Mantra Edixxxiones, 2017). Es co-editora de la revista cartonera PUF!
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