Primera didascalia
¿Dónde fuiste a buscar las palabras cuando eras un niño?
Ignorabas los sonidos que la abuela medio loca recitaba en la ventana,
mirando el jardín y la huerta que habías ayudado a sembrar.
Era un cielo tumultuoso aquella tarde en que pudiste violentar la cerradura.
De un bocado tragaste la flor de los sueños sangrientos.
El veneno no cedió ni con melaza que te dieron de beber.
¡Maldito antídoto!
Pero tu vómito corrió los picaportes del dilema:
Balbuceabas.
Las palabras no han llegado todavía. En verdad, nunca han venido:
Has tenido que arrancarlas de raíz.
La hierba mala en infusión no llegaría a ser más dulce y adictiva.
Han derruido aquella casa de tu infancia.
En su lugar han construido una botica
y una cantina. En la primera has comprado
aspirinas y condones muchas veces.
Pero ahora amaneciste decidido:
Esta noche brindarás por las canciones que escuchabas en la cuna.
Anti-exordio
Y llega la musa: El talar empapado en alcohol, furibunda,
porque nadie la ha llamado ni siquiera para darle esta noticia:
Somos vástagos de vates más promiscuos y hedonistas.
No regreses con tus cuentos, parusías, rosicleres, ¡ya rezamos!
y entregamos devoción en las veladas eleusinas, ¿lo recuerdas?
Conocemos desde entonces el abismo de la ciencia, tu ignorancia,
los principios de lo vano. No buscamos recompensa en la escritura.
Pronunciamos cada nombre como el último designio de los tiempos.
No anhelamos al final de cada noche llegue el día verdadero.
¿Qué han resuelto tus razones musicales, epigramas y sentencias?
¿Qué recuerda tu memoria solidaria como manos abortistas?
Apenas has probado la amargura de la piel de los ciruelos y nosotros
empachados con los jugos y la carne de esos frutos te decimos:
“Regrésate a beber en la cantina del Olimpo. No interesan
tus ganas de arder para siempre en las llamas azules.
¡Los arqueólogos descubren entre el Éufrates y el Tigris, cada año,
nuevas ruinas sumergidas del principio de los tiempos!”
Súplica del nómada
Tu meteoro dispersó desde su cráter una extraña nube negra.
Aprendí de la catástrofe que el tálamo retoña solamente con el fuego.
Entendí que la voz de la estrella
no articula, balbucea,
porque he sido la bestia primera en cortarse la cola, en bajarse del árbol
y deambular sobre estas dos extremidades por los feudos del vacío.
Aunque digan que fui como aceite nocturno que hierve en secreto
el postrero animal que se había bordado en la piel el hogar,
aunque digan en mi nombre desde ahora que el lenguaje del camino es la blasfemia,
yo te invoco, Babel, Babilonia, Bizancio, Babieca.
¡Ayúdame a callar mientras camino
y procúrame el exilio de tu reino!
Segunda didascalia
¡Qué angustia resistirme a este concurso de los vientos con mi peso!
¡Quién sabe cuánto duren estas suaves convulsiones!
¡Quisiera arrojarme hacia el pasado, enloquecido de ternura y ambición!
Rechazamos tantas veces la alegría merecida, que una más
no hará la diferencia entre el amor y los enigmas.
Les pido, compañeros, que alarguemos el sonido de las llamas:
¡A rugir de pena, caballeros infelices!
¡A maullar de rabia, sufridas damas!
Todos padecemos el ahogo de las grutas silenciosas inundadas por la culpa.
Nuestro esfuerzo por salir de este bochorno justifica el nacimiento:
¡Abran los ojos, preparen el lecho!
Este trazo vertical del horizonte nos convierte en familiares de otro mundo.
1976, Quito-Pichincha. Ha publicado los libros de poesía Cinco maneras de armar un travesti (Cascahuesos, Arequipa, 2011), Poemas en una Jaula de Faraday (Dirección de Educación y Cultura del Gobierno de la Provincia de Pichincha, Quito, 2010), Limalla babélica (Quito, Eskeletra, 2009), Pirografías (Quito, Gescultura, 2008), Revés de luz (Quito, Orogenia, 2006). Ha publicado los libros de ensayo Habitada ausencia: Historia y poética en la poesía de Javier Ponce (Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2008), La diminuta flecha envenenada: en torno de la poesía hermética de César Dávila Andrade (Quito, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, 2007). Fue miembro de las revistas de ensayo y poesía Ruido Blanco y País secreto. Fue editor del libro Fulgor del instante. Aproximaciones a la poesía de Iván Carvajal (Quito, 2008). Ha estudiado Comunicación, Sociología, Filología Hispánica y Literatura Latinoamericana. En la actualidad está preparando su tesis doctoral sobre la novela ecuatoriana del siglo XIX.
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