Notas acerca de Éramos
tan felices de Mattias Tello
por Gonzalo
Geraldo Peláez
Fracasé una vez, fracasé diez mil
y aún así alzo mi copa al cielo
por el hombre de hoy
y por lo bien que habita el mundo.
Nacho Vegas, “El
hombre que casi conoció a Michi Panero” (2005)
1.
Un hijo repite cansado ante cada primer plano de la única película que nos
quita el sueño, la realidad: “Éramos tan felices”. Una frase evocada en el
poema-fotograma Tierra roja que, de
pronto, nos separa de una nostalgia plena, de las imágenes rugosas de tiempos
mejores, de tiempos que no volvieron. Una frase funesta que retorna para cavar
un presente vacío, indiferente.
2.
“Lo único que quedaba de ellos eras tú/ que siempre te dabas vueltas y vueltas
murmurando”, sentencia la cámara-ojo respecto a las cenizas de un hombre que
observa cada episodio de su vida, cada detalle de su ciudad como un páramo
seco, como un taller desvencijado.
3.
No, ya no somos felices. Toma primera. Un niño quizás, un hombre tal vez, que
hartos no cesan de preguntarse “qué hay detrás de la máscara de soldar: Ojos
cansados/ como rocas que sueñan con ser espuma”. Replican cada vez más
distantes, un niño quizás, un hombre tal vez.
4.
¿Por qué perdimos la felicidad? Toma segunda. Hay instantes, incidentes, iluminaciones
atravesados por un tiempo póstumo, un tiempo donde la alegría ya no es pérdida,
como el primer beso que parece un último recuerdo.
5.
“Evitar que el tiempo y esta lluvia/ se vuelvan una grieta en tu cara”. La
cámara-ojo observa y detalla las aventuras mínimas del tiempo de un hombre, del
tiempo de una ciudad. El primer beso, las primeras cervezas, la canciones AM se
convierten en antídotos para la inercia. Una enciclopedia sentimental que no
tiene miedo de escuchar en los meandros de la tristeza, en los engaños de la
melancolía.
6.
Toma tercera. Toma penúltima. Su script anuncia una alegría evanescente: “Alejo
pierde sus recuerdos”. No hay histeria ni imágenes fúnebres, no hay nostalgia
ni recuerdos inacabados. “Vendrá la muerte/ a tomarnos de la mano/ Vendrá la
muerte/ y tendrá los ojos más bonitos/ los de nadie”.
7.
Los sueños de un hijo, las esperanzas de un padre, los recuerdos de un abuelo
se intercalan en la última hora, reventando, aullando estentóreamente las
palabras de un último testamento: una historia sin tiempo, una historia de
sangre y silencio, una historia de tristezas largas.
8.
“La realidad es el único libro que nos hace sufrir” (Enrique Lihn).
Lima, invierno de 2017
0 Comentarios