The Killing Joke: La adaptación animada, un montaje asesino.
Rojas Pachas.
Grant Morrison sorprendió a los lectores del
hombre murciélago y del comic el 2013 en el podcast “Fatman on Batman” de Kevin
Smith al dar a conocer su interpretación de la clásica escena final de la
premiada The Killing Joke de Alan Moore y Brian Bolland. Morrison asegura lo
siguiente: "Es por eso que
la conocemos como La broma asesina. El joker le cuenta la broma asesina,
al final de la historia, Batman lo alcanza y le quiebra el cuello y por
eso es que la carcajada acaba y la luz se apaga, pues esta fue la última chance
de cruzar el puente. Alan Moore escribió la última historia de Batman y el Joker. Le puso un final"
Claramente en la lectura de Morrison la locura de
ambos personajes queda homologada produciéndose un quiebre en la dicotomía “moral
incorruptible/caos desatado”. Más allá de que aceptemos o no la idea del
inglés, no podemos negar que está encierra el leitmotiv que mueve esta historia
de los ochenta que junto con Year One y The Dark Knight Returns (ambas de Frank
Miller) han servido en las últimas décadas para reformular y reinterpretar el
mito de Batman y su galería de villanos, en especial del Joker. Ahí tenemos las
adaptaciones animadas de estas historias, el carpetazo que dan sobre la
trilogía de Nolan y su innegable presencia tras el fallido guión de Batman V
Superman.
Por ello no es antojadiza la revisión que se hace
de The Killing Joke y la relación patológica entre Batman y su némesis en “The
Dark Knight” de Nolan a través de la grandiosa interpretación de Ledger, en la
cual la premisa central gira en torno a este nuevo criminal de Ciudad Gótica
que a diferencia de sus pares no le importa el dinero sino que encuentra
placentero ver el mundo arder, de modo que sus oscuras motivaciones solo
conducen al mal absoluto, inexpugnable y carente de lógica o como lo presenta Moore en The Killing Joke,
con su antojadizo guión, que por una parte busca explicar a través de recuerdos
un posible origen del Joker como un comediante frustrado y pobre que se ve
enredado en un patético robo a fin de poder proveer a su mujer embarazada, la
cual en un paradójico giro muere por un accidente doméstico no quedándole razón
para verse iniciado en el mundo del crimen y sufrir el accidente que lo
convierte en un psicópata con rostro de payaso de por vida.
Y digo antojadizo porque la historia es sobre un
día, un mal día en la posible vida pasada del Joker (similar a todas esas
posibles vidas que el Joker de Nolan cuenta en reiteradas ocasiones para
explicar las cicatrices de su rostro) y terrible día en la relación Batman/Joker
que parte de forma abrupta con una visita del vigilante de Gotham a Arkham,
donde se supone está recluido el Joker sólo para plantarse frente a su enemigo
y recitar un monólogo casi aprendido, como niño que expone frente a su
profesor, ideas que al parecer atormentan al caballero oscuro en relación a
cómo terminarán matándose tarde temprano.
La historia se completa volviendo a este monólogo
en el enfrentamiento final al interior de un distorsionado parque de
diversiones convertido en sala de tortura, en la cual volvemos a leer las ideas
que Batman plantea sobre ambos pero mientras se despedazan a golpes.
Lo interesante de esta simple premisa es que
tenemos una retrospectiva compleja y amplia de la simbiosis que tienen estos
antagonistas y los simbolismos detrás de cada uno y todo con una tesis simple
pero poderosa: Un mal día puede quebrar
al hombre común y empujarlo a la locura.
Esta tesis el Joker la pone a prueba dejando
invalida a Barbara Gordon – esto afectará de aquí en adelante al personaje que
dejará de ser Batgirl para convertirse en Oráculo. El blanco del plan del Joker
en todo caso es el Comisionado Jim Gordon, o sea quebrar emocionalmente al
único hombre en Gotham que además de Batman guarda el mismo nivel de rectitud.
Pero The Killing Joke es más que eso, pues en la
tradición de guiones de Alan Moore, es una deconstrucción del género de
superhéroes y una gran interrogante sobre la naturaleza de nuestra especie. Cómo
opera el poder, la locura, la depravación y la moral vista a la luz de hombres
y mujeres con habilidades excepcionales, pero igual de frágiles que todos
nosotros y esto siempre con una atención sobre el rol de la memoria a través de
historias cruzadas, postales, álbumes de fotos y recortes periodísticos. Estas
dos viñetas magistrales de Bolland me parecen clave en relación a lo que más
tarde el Joker le dice a Gordon mientras lo tortura: “Los recuerdos pueden
ser viles, repulsivos y brutales. Como los niños, ¿no? Pero ¿podemos vivir sin
ellos? Los recuerdos son nuestra razón de ser. Si los negamos, negamos a la
misma razón. Sin embargo, ¿qué hay de malo en eso? No hemos firmado un contrato
perenne con la racionalidad. No hay una cláusula de cordura. Así que cuando se
vea encerrado en un desagradable tren de pensamientos, paseándose por lugares
en su pasado donde gritar no está disponible… Recuerde esto: Siempre habrá locura”
.
Valga todo esto para recordar lo profundo y
grandioso de The Killing Joke, algo que los que hemos leído la historia, sin
duda hemos concluido por nosotros mismos pero también sirva de preámbulo para
iniciar una breve reseña sobre la reciente adaptación animada que se estrenó
hace un par de meses en salas de cine del mundo y se distribuyó como otras de
su género en DVD.
Esta versión animada tiene como principales
ganchos el retorno de Mark Hamill y Kevin Conroy, quienes por años dieron vida
al Joker y Batman con sus voces en la Serie Animada de Bruce Timm y asimismo una
calificación para adultos, lo cual garantizaría la violencia intrínseca de la
historia original, sin embargo, y esta es mi opinión el diseño luce deslavado
en comparación a otras animaciones de DC, desprolijo por momentos y hay un
problema mayor, la coherencia de la adaptación. Siento que podemos entender
esta versión como un montaje fallido de tres momentos, siendo el segundo una
traducción literal de la historia de Moore y Bolland tal y como la conocemos, por
ello bien podría la adaptación animada ser sólo esa parte central de poco menos
de cuarenta minutos, pero claro cómo se esperaba con el estreno en cine y el
boom de los films de comics llevar a público no iniciado en el universo de DC o
en general de los comics, había que proveer a estos de una especie de mecanismo
complaciente que los guiará para no toparse a secas con el guión de Moore que
como toda buena historia no subestima al lector y no tiene concesiones
innecesarias.
A fin de garantizar al público una historia menos
ambigua y abierta, menos oscura y quizá decepcionante pues no deja respuestas
directas y sencillas, se le colocó un marco con una historia previa de media
hora sobre Batgirl, una especie de año uno de este personaje como reflejo de
The Killing Joke en la cual vemos a Batgirl y Batman enfrentando a un joven
mafioso que desarrolla una obsesión criminal y sexual con la enmascarada
empujándola a cometer errores y llevándola al límite de la violencia como
vigilante, esto a la luz de una relación bastante cliché de Barbara Gordon como
pupila o sidekick de Batman. No me parece que la historia esté del todo mal, es
una aventura promedio de Batman, sin embargo, el problema es que condiciona la
segunda parte que como señalé es en esencia The Killing Joke animada.
Creo que el mismo guión es consciente de su error
pues de entrada se excusa con quienes esperaban sólo la historia de Moore y
Bolland adaptada regalándonos un diálogo de Batgirl pidiendo perdón por contar
su historia pues seguro no se esperaban esto empezará así. Desde ese minuto,
The Killing Joke animada se convierte más que en la historia sobre Batman y el
Joker (toda la premisa que quise desarrollar con las menciones al comic, la
lectura de Morrison y su esencial influencia en la visión que hay detrás del
mito de Batman), en una historia de Batgirl y el cómo queda invalida, lo cual
sin duda atenta contra la historia de Moore, auto saboteándose. En todo caso no
es la primera vez que los guiones de Moore son mal adaptados, el mismo se ha
restado de la industria del cine y ha despotricado contra lo que han hecho con
La Liga de los hombres extraordinarios, From Hell, Watchmen y V de Vendetta,
creo que en esta ocasión DC y su equipo de animadores y guionistas tras la
adaptación sacrifican una historia impecable al condicionar su intepretación y
dirigirla con una correa hacia una mejor comprensión del espectador, correa que
por un lado restringe la libertad del guión original y creo pone en tela de
juicio el cómo DC al menos en lo que a cine y animación respecta, piensa de sus
espectadores. Lo cual es sin duda uno de los factores que hace de sus recientes
live action films, historias predecibles y vanas. Cierro esta apreciación con
la patética escena post crédito de la adaptación animada de The Killing Joke
que para no dejar al espectador que espera un cierre o final reconfortable,
colgado, muestra a una Barbara Gordon feliz conversando con su padre el
Comisionado Gordon por teléfono mostrando que ha superado el ataque del Joker y
el estar postrada en una silla de ruedas retomando su rol como vigilante pero
en calidad de Oráculo. Prueba más que suficiente que el montaje de esta
adaptación en tres momentos comparte el error ya manido de DC en sus
adaptaciones, querer quedar bien con un público masivo que sólo busca un
espectáculo pasajero y en ese trance poner la verdadera broma asesina sobre sus
ya clásicas historias.
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