Poemas de Emily Dickinson




[XXXII]

La esperanza es el ser con plumas
                     que anida en el alma,
y canta una melodía sin palabras,
y nunca concluye del todo,
y la canción más dulce en ráfagas
                                              /se oye;
pues debe estar molesta la tormenta
que logra abatir al pájaro
que nos mantenía cálidos.
La escuché en la gélida tierra,
y en el más extraño mar;
aunque, jamás, en los confines
pidió una astilla de mí. 




[VI]

Si logro salvar un corazón de romperse,
                            no viviré en vano;
si logro borrar de una vida el dolor,
o enfriar una herida
o ayudar a un esfumado petirrojo
a regresar a su nido de nuevo,
no viviré en vano. 



[LI]
Mi amado ha de ser un ave,
               ¡porque vuela!
Ha de ser mortal mi amante,
              ¡porque muere!
Tiene cual la abeja, aguijón.
             Oh, extraño amigo,
                 ¡eres un enigma! 




[CXXXV]

Los avatares del Amor
 son más que sus Vivencias
inversiones al mejor postor
son tiempo en oro. 




[XXX]

Dicen que en tierras que nunca vi
inmortales yacen Los Alpes,
cuyos bonetes acarician el firmamento,
cuyas sandalias rozan el pueblo,
mansas a sus eternos pies
una miríada de margaritas juega.
¿Cuál, señor, eres tú y cuál yo,
en un día de agosto?






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