Poemas de Febronio Zatarain





Ya no creo en nada ni en la flor
para mí la luna es un lugar


Soy lo que siento
y soy tristeza
refulge en mis uñas
como luciérnagas

El único consuelo de mi tristeza
es ella misma
camina por el apartamento
garba
dolorosa
sin lágrimas

A medianoche
la saco a satisfacer su necesidad
de ver avenidas
por las que no avanzan coches
sino vientos

Ahora nos encaminamos
a una banca frente al Michigan
la invito a que se siente
pero ella salta
y se vuelve toda el agua

Volteo a ver la luna
y no la veo
porque no es un lugar
nada es un lugar
nada existe
mi tristeza está en todas partes







He tratado en vano de olvidarte
de pensar que tú nunca me quisiste

Llevo dieciséis días
tratando de olvidarte
y nada
fulguras en mis noches
como un satélite

A veces me lleno de esperanza
porque te extingues
pero a los días retornas
creces
te vuelves plena

No me importa
haber sido tu capricho
quedarme aquí echado
haber usado en mi trabajo
todos mis días de enfermedad
y mis días personales

Cómo te voy a guardar rencor
si me diste lo que te pedí

Si me fingiste
ni modo
cómo despreciarte por eso
si por eso estoy aquí
ante a la noche
con los ojos abiertos






Johnny

Alguien me está barriendo el pecho
las cerdas de plástico van y vienen
ahora es un estropajo que me despega las costras

Desde los albores de la guerra no me muevo
no estuve mucho en el campo de batalla
al bajarme del camión sentí un estallido
y luego desperté

Pero despertar es un decir
porque perdí mi rostro
junto con mis brazos
y mis piernas

A veces quiero gritar
y siento que se me abre un hoyo
pero no me escucho

Ahora la humedad de un trapo refriega mi pecho
va subiendo
dobla en mi cuello
y se pierde entre los pelos de mi nuca

Creo que sigo vivo
pero también podría estar muerto
y esto que de mí queda
es lo que queda de todos

Quién me asegura que alrededor mío
no hay millones de trozos de carne
que de vez en cuando sienten que les hacen el aseo







Espera

En mi rostro está el horror
la vida ha sido solamente noche

En los libros he visto
salidas y puestas de sol
he visto una luna
un cielo estrellado
y dentro de mí
alguien ha cantado

Tonto es el que despierta

A los que ven y escuchan
la vida les da aciago
el silencio los aturde
más que el ruido
y al subir los párpados
viajan a las tinieblas

Qué más da ser 
molacho
tunco
o tuerto
si sigo sin saber a qué vine

si debo de satisfacer esta carga
o dejarla que se desmorone
poco a poco







En la vida nunca se gana
desde el nacer perdemos

Luego de la nalgada
el grito no frena
el horror siempre está ahí

Nos apareamos
nos congregamos
inventamos la propiedad
inventamos el poder
inventamos emociones
inventamos placeres de la carne
inventamos
inventamos
para anular el grito

Quizás en el silencio
y ayunamos de gentes
y palabras
y algunos tienen la visión
de que en la vida nunca se pierde
que aun al morir ganamos

Mas el grito está allá adentro
lo apacible lo arrulla
pero no lo extingue

Ya en el último lecho
se apropia de nuestros ojos
y de nuestra boca










Febronio Zatarain. México, 1958. Emigró a Chicago en 1989 donde se ha dedicado a la promoción cultural. Ha publicado En Guadalajara fue (novela), Veinte canciones en desamor y un poema sosegado, y Febrónimos bajo el sello de La Zonámbula. También la editorial El Beisman publicó la segunda edición de …Y nos vinimos de mojados, escrito en colaboración con Raúl Dorantes. En 2015 ganó el Premio Latinoamericano de Poesía Transgresora con el poemario El ojo de Bacon publicado por la editorial Verso Destierro.  Su libro más reciente es Febrónimos de urgencia publicado por la editorial Mantra.






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