Alejandra Pizarnik: Diario



Viernes, 7 de junio
He dicho: estoy en crisis. Le he puesto nombre a mi manera de ser o estar para crearme la ilusión de un estado inédito, de una progresión, de una novedad.
Ayer, en el métro: el guarda trataba de suspender en una columna de apoyo un zapato de muñeca que había levantado de debajo de un asiento. El hilo se rompió. Él miraba el zapato con pesar. Le hubiera gustado exhibir su hallazgo, testimoniar el cambio que él efectuaría en el vagón por medio de un objeto conmovedor. Lo miraba con lástima. La gente también lo miraba, asombrada de este hombre, escandalizada. Cuando el hilo que anudó varias veces se negó a sostener la prenda se metió el zapatito en el bolsillo, suspiró, también la gente suspiró (de alivio) y todo volvió a la normalidad.
Días pasados pasó algo parecido: las puertas del vagón se abrieron y entró una niñita tan pequeña que asombraba que ya caminara. Se sentó en el suelo y sacó de su bolsillo piedritas negras y blancas. Jugó mucho rato balanceándose con la trepidación del vagón.
No es posible renunciar a lo que no se tiene.

Domingo, 9 de junio
La indisciplina y el desorden conducen a la toma de conciencia del vacío.

Como siempre, desde hace nueve años, desde que me consideré seriamente poeta o futura escritora, me obsede la iniciación del aprendizaje. Leo para aprender a expresarme. Por eso leo tan mal. Escribo conciente de la provisoriedad de mi texto, escribo mientras una voz me dice: «Esto es malo por ahora. Algún día será bueno». Sólo un movimiento de libertad me salvaría. Sólo un encuentro con un solo tema, que me obseda, sobre el cual pueda y quiera escribir un libro. Este tema es un imposible pues no sé limitarme. Estoy aún el «todo o nada». Y nada he comprendido. Un libro con anécdota me es imposible. No tengo deseos de contar nada a nadie. Además, lo esencial, en mi caso, es un tema que me inspire una continuidad. ¿Vendrá solo? ¿He de buscarlo? ¿Cómo lo crearé? Me paraliza. Algo me paraliza. Si me siento y escribo a máquina llenaré tres hojas que mañana no sabré continuar. Por eso tengo que hablar de una sola cosa. Desde adentro de una sola cosa. ¿Qué? ¿Quién? Dispersión. Dolorosa dispersión. Tal vez sea mejor comenzar con relatos breves. Esto me ha de llevar a mi obsesión de ignorancia. A leer relatos para aprender



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